jueves, 17 de febrero de 2011

ENAMORAR/SE OH NO por Hera

Él:
Y él, como cualquier enamorado luchando por su amor, valiente y decidido, pero en este caso, luchaba por no amar, justo al revés que cualquier ser humano.
 Cada día debía ser más fuerte, tenía que enfrentarse a los encantos de ella, pero como si de una bruja se tratase, él debía evitar cualquier hechizo posible, para que ella no pudiera conseguir lo que tanto deseaba.
-          Evitando que su dulce sonrisa me embaucara cada vez que nos mirábamos, ella fijaba aun más su mirada y yo, en apenas un instante, desaparecía, para evitar permanecer a su lado.
 Duras pruebas de valor y fortaleza a las cuales se enfrentó; no dejar que una mirada de ella, que finalmente acaba perdida en el horizonte o que un pequeño desliz de sus dedos sobre su mano, que parecía no terminar jamás, como si de tocar el infinito se tratase fueran suficientes razones para enamorarse.
 Cualquier momento de coincidencia inesperada, le hacia sobresaltar y se le aceleraba el corazón, rápido él se armaba, como si de una batalla se tratase para enfrentarse y batir el deseo incontrolable que en esos momentos le apoderaba, y como si de un ritual se tratase, él se repetía: - no la mires a los ojos, no la mires a los ojos.

Ella:
Debía ser astuta, rápida y muy silenciosa, conseguir algo que a veces es imposible, que él le amara.
 Cada día se hacía más difícil, pero ella se hacía fuerte y no se dejaba batir con facilidad, con el tiempo, ella tenía más armas para poder luchar.
 Debía estar preparada en cada momento, como si le fuera la vida en ello, como si de una guerra se tratase, preparada para poder seducirlo, embaucarlo y que en un instante el amor lo atrapase y fuera capaz de dejarse llevar. 
-          Intentando que su mirada se encontrase con la mía, le miraba fijamente, le sonreía y solo necesite un instante para ser feliz, mientras me estremecía, él desapareció, solo quería que permaneciera a mi lado. 
Y ella, cargada de armas, su mirada, su sonrisa, su sinceridad, su amistad, su valentía, su constancia, todo ello era a lo que debía enfrentarse él y en cualquier momento, ella estaba preparada para combatir ofreciéndole lo mejor, a él, a quien tanto deseaba.
 Había que aprovechar cualquier momento y aunque solo un instante, una mera coincidencia, ella no dudaba en fijar su mirada, lo decía todo, sus ojos describían en voz alta todo lo que sentía.
 Como cada mortal, enamorarse es parte de nuestro ser.
 “Y te negaste amar, cuando los sentimientos no dejaban de susurrarte una y otra vez que aquella chica era la que te haría feliz” 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado bastante, pero no es un poco largo?Podemos hacer una excepción con éste :-)

La Gran Mano dijo...

La Gran mano, no tiene reglas estrictas, son los lectores los que tienen que valorar que prefieren. No creo que debamos limitar la fantasía. Si están en este blog, se presupone que preferirán relatos breves a relatos menos breves. Pero, sólo se presupone. Por supuesto, si varios lectores comentan y repiten tu apreciación, lo haremos de forma estricta

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