miércoles, 19 de enero de 2011

EL MICROESCRITOR por Turk 196

Dice un proverbio chino que para escribir el perfecto microrrelato uno debe antes reducirse a su mínima expresión y despojarse del físico para potenciar el psíquico.

         Zhoigar, un anciano escritor de Yumen, la aldea más pequeña del Tíbet, consagró toda su vida a alcanzar ese ansiado estado. Al fin, a la edad de 63 años, con ayuda de técnicas de meditación heredadas de tradiciones taoístas ancestrales, Zhoigar consiguió reducir su tamaño hasta igualarse al de un grano de arroz. Y fue en ese momento cuando decidió que ya estaba preparado. Lo que viene a continuación es una transcripción más o menos literal de lo que escribió:

“Y”

Algunos dicen que se quería referir al tránsito entre la vida y la muerte, otros opinan que a la permanente búsqueda de la felicidad… La única verdad es que su último rastro conocido apareció encima del carácter chino que en nuestros teclados representa la letra Y. Nunca se supo si era todo lo que quería escribir o si resbaló al saltar entre una tecla y otra. Desde entonces lo primero que hacen los tibetanos cuando se compran un ordenador es mirar dentro del teclado, por si Zhoigar estuviera allí.

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